En 1931, la Diputación de León publicaba una obra que tendría una enorme repercusión y difusión por toda la provincia: el Romance Heroico, del agustino Gilberto Blanco. La institución provincial recogía así el guante que el director del Diario de León, Filemón de la Cuesta, les lanzaba desde el prólogo: “Esos versos merecen ser aprendidos de memoria por todos los leoneses, y ser recitados donde quiera que se reúnan dos amantes de esta tierra, y servir de lectura en las escuelas, y ocupar un puesto, no ya en todas las bibliotecas, en todas las cocinas leonesas, para que nadie pueda desconocerlos”. El Padre Gilberto, quizás hoy desconocido por muchos leoneses,…
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La Suiza leonesa
Hubo un tiempo en que el enriscado perfil de los Alpes suizos fue el paradigma de la alta montaña para occidente. La vida de las últimas décadas del siglo XIX triunfaba alrededor de las grandes ciudades donde se concentraban miles de personas entre grandes edificios y el bullicio de los primeros automóviles, y donde algunos, los más privilegiados, empezaban a experimentar la dulce cultura del ocio: las fiestas de sociedad y los espectáculos, los balbuceos de los primeros deportes y un turismo que comenzaba a dar sus primeros pasos. Aquellas clases pudientes, que gozaban de tiempo libre, querían acudir a los lugares que la cultura romántica había ido moldeando durante…
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Un home tuvo dous fihos
Lo más probable es que hablar de Jacob y Wilhelm Grimm nos traiga a la mente la imagen de dos hermanos que dejaron para la posteridad algunos de los cuentos infantiles más populares y entrañables. Cenicienta, Caperucita Roja o Hansel y Gretel son narraciones que ambos recogieron de la tradición popular alemana y divulgaron por todo el mundo. Sin embargo, esta no fue la única empresa a la que dedicaron su vida. Su afán por conocer a fondo las culturas populares de Alemania y de media Europa los llevó a recoger todo tipo de costumbres, mitos, leyendas o derecho consuetudinario. Uno de los campos a los que prestaron especial atención…
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Un centenario para el fuero leonés
Sucedió hace exactamente cien años. La ciudad de León exhibía sus mejores galas durante los días 24, 25 y 26 de 1920 para conmemorar el IX Centenario del Fuero de León. Una gran exposición de arte en el patio de la Diputación, desfiles nocturnos a la luz de las antorchas o espectáculos de fuegos artificiales fueron algunos de los fastos con los que los leoneses quisieron honrar aquellos días a uno de los más conocidos documentos de la historia del derecho. Por aquel entonces, todavía se pensaba que el Fuero databa del año 1020 (hoy se sabe que es de tres años antes), y la ciudad de León decidió que…
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Muerte y resurrección del Córnico
La historia oficial cuenta que la última hablante de córnico fue Dolly Pentreath, una mujer rebelde que vendía pescado en el tranquilo pueblo costero de Mousehole, en la costa de Cornualles, mientras fumaba en pipa, bebía cerveza y maldecía e insultaba a los viandantes con las últimas palabras del idioma tradicional del condado, una lengua de origen céltico que agonizaba en aquellos tiempos, a finales del siglo XVIII. Genio y figura hasta la sepultura, dicen las malas lenguas que la señora Pentreath, en su lecho de muerte, todavía acertó a rumiar a los presentes, eso sí, en buen córnico, que nunca conseguirían hacerla hablar en inglés. El caso de Pentreath…
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Lenguas y banderas
Que una lengua es inseparable de la comunidad que la habla es un hecho insoslayable. Cuando a principios del siglo XX Gumersindo Azcárate buscaba caracterizar al pueblo leonés en las páginas del periódico La Democracia, hacía hincapié en “una cosa que pocos españoles saben, y es que en tierras de León ha habido un dialecto que aún en parte subsiste. Y sin embargo ha sido y está siendo objeto de trabajos interesantes dentro y fuera de España”. El sabio republicano se alejaba con estas palabras de una corriente conservadora e historicista que reivindicaba el antiguo Reino de León como símbolo identitario de lo leonés y se acercaba a otra más…
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Las brujas
Llegan fechas en que los días menguan y las noches abarcan cada vez más espacio de nuestra vida cotidiana. En otros tiempos, cuando la gente vivía a la sombra del monte y la llegada de la oscuridad era una amenaza que encogía hasta los corazones más valientes, el momento de recogerse al final de la jornada era la puerta por la que aparecían temores y se sentían acechanzas. A las débiles luces de aguzos y candiles, alrededor de fuegos que apenas servían de consuelo, se convocaban las historias que trataban de explicar lo inexplicable. ¿Quién estaba detrás del azar que gobernaba las temibles tormentas del verano? ¿Por qué enfermó la…
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Barroco e pais
Cerca de Viana do Castelo, en Portugal, hay un lugar que tiene el sugerente nombre de Barroco. No es fácil encontrarlo en esa maraña de carreteras que recorren el norte de la fachada atlántica del país vecino, uno de los lugares con la mayor densidad de población de Europa, donde un concelho se superpone al siguiente y las freguesias se amontonan junto al mar como queriendo partir y arrojarse al horizonte con esa vocación marinera que han fraguado a lo largo de los siglos los portugueses. Conduciendo por esas carreteras, me ha asaltado el topónimo a la vuelta de una curva. Barroco. Un lugar como cualquier otro de los que…
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Esos tesoros del cueto
El mes de agosto que, en otros lugares más septentrionales, es el mes del estío por excelencia, tiene en León un nostálgico sabor a fin de verano. En agosto, el frío al rostro; dice la gente por aquí. Y sus tardes, que van estrechándose por momentos, parecen pedirnos que nos abracemos a ellas aprovechando su regazo aún tibio y espacioso. Subir al Cueto de San Bartolo no nos llevó a Rodrigo y a mí más de lo que dura el final de una de estas tardes de verano. Desde el mirador, todavía se oía a nuestros pies la algarabía de los últimos bañistas que quedaban en el pantano de Villameca.…
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Giros del trillo y la memoria
Hay pocas cosas que tengan la endeblez y, a la vez, la solidez de la memoria. Me pide mi primo Miguel que hable aquí de la trilla. Me lo dice mientras hace un retrato de aquellos años de nuestra primera infancia en el que todo el pueblo hacía la vida en la era, girando sin parar sobre los trillos y escapando del polvo y del sol, como si fuera un tiempo distinto, ajeno al mundo de las cosechadoras y empacadoras que navegan los campos que nos rodean y que, con cambios técnicos, siguen haciendo la misma labor. Lo narra de tal forma que pienso que la memoria tiene la facultad…