El mes de agosto que, en otros lugares más septentrionales, es el mes del estío por excelencia, tiene en León un nostálgico sabor a fin de verano. En agosto, el frío al rostro; dice la gente por aquí. Y sus tardes, que van estrechándose por momentos, parecen pedirnos que nos abracemos a ellas aprovechando su regazo aún tibio y espacioso. Subir al Cueto de San Bartolo no nos llevó a Rodrigo y a mí más de lo que dura el final de una de estas tardes de verano. Desde el mirador, todavía se oía a nuestros pies la algarabía de los últimos bañistas que quedaban en el pantano de Villameca.…
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Giros del trillo y la memoria
Hay pocas cosas que tengan la endeblez y, a la vez, la solidez de la memoria. Me pide mi primo Miguel que hable aquí de la trilla. Me lo dice mientras hace un retrato de aquellos años de nuestra primera infancia en el que todo el pueblo hacía la vida en la era, girando sin parar sobre los trillos y escapando del polvo y del sol, como si fuera un tiempo distinto, ajeno al mundo de las cosechadoras y empacadoras que navegan los campos que nos rodean y que, con cambios técnicos, siguen haciendo la misma labor. Lo narra de tal forma que pienso que la memoria tiene la facultad…
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Esas inmensas noches de verano
Las noches del verano provocan una profunda evocación. El buen tiempo permitió siempre a la gente estar al raso, pasar largos ratos bajo las bóvedas de esa catedral que se ilumina a veces con la fuerza de un millón de cristales y sentirse ínfimos ante tanta inmensidad. Hoy, que escribo estas líneas al abrigo de un infinito cobertor de estrellas, no puedo dejar de recordar esa vaqueirada que cantan por ahí arriba, en esos montes que la luna perfila al fondo del valle: «Ay, qué nueite tan serena, que nun tien movimientu/ Ay, quién pudiera tener tan serenu´l pensamientu». Mirar hacia arriba, hacia esa calma vibrante que tienen los cielos…
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El verano invencible
Recuerdo que El Verano fue la primera obra que leí de Albert Camus. Una edición pobre y mal cortada que apenas sobrepasaba la palma de mi mano. Lo recuerdo perfectamente porque aquel libro me acompañó muchos días radiantes de las vacaciones de uno de aquellos cursos en la universidad, en aquellos tiempos en los que todavía un título perdido en el caos de una librería de viejo podía ser una promesa tan seductora como los meses que se abrían por delante. El verano era para mí entonces el imperio despreocupado del sol, pero enseguida descubrí en Camus que en otros tiempos hubo otros veranos donde las nubes se cernían como…
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Un solsticio para Mérida
Hoy este trozo de papel de periódico te lo dedico a ti, que naciste cuando el carro del sol está caminando por lo más alto de un cielo salpicado por nubes de desconcierto. Tú no lo sabes, niñita, como tampoco lo saben las flores ni los pájaros que llegan junto a ti este verano que entra, pero no pintan las cosas muy bien por aquí. No lo sabes porque todo esto que nos atormenta es cosa de otros. Y es que tú, como esas flores y esos pájaros, perteneces a la vida, y llegas como llegan todos los veranos al mundo, cargada con la imbatible fuerza de la ilusión y…
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¿Paréntesis?
En el pasado era muy difícil que una fiesta dejase de celebrarse. Incluso en medio de las catástrofes, la conciencia de la fiesta como valor comunitario no abandonaba a las gentes. Aquellas celebraciones que iban labrando la experiencia año tras año, siglo tras siglo, que iban dejando una huella bien marcada en la conciencia de los diferentes lugares y aldeas, eran de un valor incuestionable. Gracias a los ritos y celebraciones el grupo se afirmaba en el devenir infinito del tiempo, se hacía de hueso y carne, cobraba rango de existencia y el individuo encontraba bajo su manto un atisbo de consuelo. Hace ahora un año, desde esa ladera que…
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Murias
Hay otras noticias. Aparte su vista el lector de ese Madrid lejano y mire cerca. Ahí, en Babia, anda la Universidad volando drones, fotografiando las aristas de las peñas, radiografiando lo más alto de los montes para encontrar heridas de la guerra en forma de trincheras. Refugios improvisados en la noche de nuestra historia. Mire ahí. Mire donde muchos se escondieron con el abrigo de una manta, la compañía de un arma y la vista en un cielo inmenso. Y picos, picos hasta donde alcanza la vista, picos afilados como la muerte en sucesión interminable de montañas. Puede verlo en las fotografías de este periódico. Salen de la roca otras…
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El eterno retorno de la naturaleza
Miro por la ventana y veo a una madre y un niño fotografiando a los pavos reales que han osado escaparse del parque. Embozados con sus mascarillas se acercan con cautela a unos animales que los ignoran abiertamente entretenidos en acicalarse. Llevo días viendo a esos animales avanzar poco a poco por mi calle. Al principio salieron del parque inseguros. Habían caído la noche y la cuarentena. Parecía que no había peligro. Luego se fueron sintiendo más a gusto. Se subieron a las barandillas de unas escaleras que hay junto a mi ventana y ahora hasta me saludan y sonríen cuando me asomo al balcón en días como este. En…
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24 de abril
Otro año vuelven ciertos sectores del leonesismo con lo de los héroes del 24 de abril. Debido a nuestro confinamiento, no estamos precisamente para que se produjera la situación por la que un forastero se pasease por nuestras calles y nos preguntase por el porqué de unas banderas leonesas con crespones negros que lucen en (no muchos) balcones de nuestra capital. Ni estamos tampoco como para que pudiéramos acompañarle y explicarle que se debe a que muchos creen que fue esta ciudad la primera en levantarse contra los franceses durante la Guerra de Independencia. Pero si así fuera, probablemente ese amigo forastero nos contaría que no muy lejos de su…
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Pascua, primavera y futuro
Hace años, en Polonia, mi amiga Tania me enseñó a decorar huevos de Pascua. En esas latitudes, mucho menos dadas a celebraciones barrocas como las nuestras, el Domingo de Pascua se celebra en casa. Tras la misa, las familias se reúnen en torno a un desayuno donde los protagonistas son los huevos cocidos. A nosotros, que esto solo lo hemos visto en representaciones edulcoradas, los huevos de Pascua se nos presentan en la imaginación con colores estridentes y quizás cerca de algún conejo, que también nos han dicho que tienen algo que ver los conejos con esto de la Pascua. Pero no. Mi amiga Tania me explicó que aquellos huevos…