Recuerdo que El Verano fue la primera obra que leí de Albert Camus. Una edición pobre y mal cortada que apenas sobrepasaba la palma de mi mano. Lo recuerdo perfectamente porque aquel libro me acompañó muchos días radiantes de las vacaciones de uno de aquellos cursos en la universidad, en aquellos tiempos en los que todavía un título perdido en el caos de una librería de viejo podía ser una promesa tan seductora como los meses que se abrían por delante. El verano era para mí entonces el imperio despreocupado del sol, pero enseguida descubrí en Camus que en otros tiempos hubo otros veranos donde las nubes se cernían como…