Andaban en Valladolid a principios de mes discutiendo (otra vez) sobre la despoblación. El tema ya se vuelve recurrente y a veces parece un déjà vu o, simplemente, un bucle melancólico. Foros y congresos reúnen a gentes de la política y de la academia para discutir las soluciones al problema. Algo así como cuando trataban los bizantinos del sexo de los ángeles mientras a las puertas de Contastinopla rugían las tropas, sin duda más prácticas y realistas, de los otomanos. Lo peor de estos brindis al sol es que ya empiezan a sonar como suena el agua del río. Pasaron las elecciones y pasó el verdadero interés por el asunto,…