Nos pillan este año las Carnestolendas a todos enmascarados, pero con pocos disfraces y alegría. Carnavales con toque de queda, con limitaciones, como aquellos otros de otros tiempos, cuando todavía el antruejo era amenaza y osadía, cuando había que imponer orden a la fuerza, o al menos intentarlo. Suele atribuirse al franquismo aquellas rígidas directrices que organizaban las fiestas del Momo con mano firme. Cosa que no es del todo falsa; es conocido que ya desde el 37 se impone desde el gobierno franquista una orden a todos los gobernadores civiles por la que se prohíbe la celebración. No era de extrañar, dadas las circunstancias extraordinarias de la guerra. Sin…