Que cruzar el Cordal siempre fue cosa peligrosa me quedó claro muchas veces. Así lo pensaba a la puerta del Ruchu, mirando por los cristales el caer cada vez más violento de la nieve. ¡Cuántas historias habré oído sobre el paso de la meseta hacia la marina asturiana! Casi siempre que paso el Puerto de Pajares, paro en este bar de carretera. Las vistas son impresionantes. Apenas uno empieza a descolgarse del puerto hacia el mar, se deja caer a la derecha para tomar un descanso y entonces le mece la peña y el vértigo al ritmo de un café que, como el puerto, es algo más que un café,…