Eso de la despoblación, o lo que ahora llaman la España vaciada, es una enredadera que crece y amenaza, con el descontrol de sus ramas, a la casa entera. Me cuenta una amiga que esta semana se celebró un curso sobre patrimonio y despoblación en el Maestrazgo, ese lugar que como el nuestro gravita sin remedio frente al olvido. Mi amiga, que fue restauradora antes que profesora de historia, sabe bien de esa relación que hay entre el patrimonio y el vacío. Conoció el frío y la humedad de las iglesias abandonadas, y todavía no hace mucho que la recuerdo trazando cientos de curvas de carreteras comarcales para devolver a…