El mes de agosto que, en otros lugares más septentrionales, es el mes del estío por excelencia, tiene en León un nostálgico sabor a fin de verano. En agosto, el frío al rostro; dice la gente por aquí. Y sus tardes, que van estrechándose por momentos, parecen pedirnos que nos abracemos a ellas aprovechando su regazo aún tibio y espacioso. Subir al Cueto de San Bartolo no nos llevó a Rodrigo y a mí más de lo que dura el final de una de estas tardes de verano. Desde el mirador, todavía se oía a nuestros pies la algarabía de los últimos bañistas que quedaban en el pantano de Villameca.…