El día doce de octubre se celebra la Fiesta Nacional de España desde la ley que la proclamó en 1987. Era esa la fecha fijada para la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492, cuando Rodrigo de Triana avistó tierra por primera vez en el lejano archipiélago de las Antillas.
La primera vez que esta fiesta fue reconocida como fiesta nacional fue en 1892, durante la celebración del cuarto Centenario del Descubrimiento de América, a través de un real decreto firmado en San Sebastián por la entonces Reina Regente María Cristina de Austria en nombre de su hijo Alfonso XIII.
Aunque en la actualidad el nombre de esta fiesta no hace referencia a la Hispanidad, este es el nombre con el que popularmente se la conoce en gran parte del mundo hispano, haciendo hincapié en el nexo común entre el viejo y el nuevo mundo que se abrió a partir de la empresa colombina. Otro de los nombres con el que se la conoce, es el del Día de la Raza, un nombre actualmente en desuso, pero que gozó de una gran popularidad desde principios del siglo XX cuando se pensó en crear una celebración que uniera a todos los países de la península ibérica e Iberoamérica.
La iniciativa partió de un exministro español, Faustino Rodríguez-San Pedro, como presidente de la Unión Ibero-Americana, en 1913. Por aquel entonces habían pasado apenas quince años de la pérdida de las últimas colonias españolas de Ultramar y España atravesaba una profunda crisis de identidad nacional, por lo que desde algunos sectores se trataba de reconstruir una unidad hispana basada esta vez en la exaltación de valores y símbolos comunes. Así, desde 1914 comenzó a celebrarse esta fiesta y poco a poco fue popularizándose hasta que en 1918 Alfonso XIII la convierte en fiesta nacional.
La iniciativa fue promovida por los organizadores y muchas ciudades españolas se hicieron eco. Así, en 1917, en la calle del Cid de la capital leonesa los escolares entonaron cantos patrióticos y leyeron poesías y discursos en un acto promovido por el Inspector jefe provincial de Educación. El Ayuntamiento, por su parte, acordó dar el nombre de Colón a una de las principales calles del ensanche que, por aquel entonces, se estaba abriendo entre la ciudad vieja y el río Bernesga.
Las celebraciones, no obstante, no debieron ser excesivamente entusiastas y no se prodigaron en los años siguientes. En una carta escrita por el cónsul de Chile al Diario de León en 1918, este se quejaba amargamente de que, a pesar de la propuesta del gobernador civil y de la creación de una comisión para la celebración de la festividad, nada se había llevado a cabo, dejando efeméride sin fiesta, algo que, en los años sucesivos, fue tónica general.