Contraportada,  Diario de León,  El Retrovisor

Alan Lomax en León

Corría el año 1952. El afamado musicólogo Alan Lomax, que recorrió el mundo entero recopilando grabaciones de música popular, llegaba a León. Este documentalista norteamericano había comenzado su trabajo en los años 30 junto a su padre grabando por todos los Estados Unidos. Borrachos, negros, trotamundos, granjeros y toda suerte de personajes, casi ninguno profesional, desfilaron ante los pesados y delicados equipos de grabación que se usaban en la época. Aquellos trabajos a pie del pueblo, de los marginados, despertaron en el joven Lomax una sensibilidad política que terminó siendo detectada por el macartismo. Atosigado por el ambiente anticomunista de la Guerra Fría, Lomax puso un océano de por medio y se instaló en Londres. Allí, su contrato con la productora Columbia hizo el resto: Lomax comenzó un periplo por varios países europeos grabando su música popular, uno de ellos la España oscura del primer franquismo. La primera parada de Lomax fue en un festival musical en Palma de Mallorca durante el mes de junio. Allí entabló relación con algunos de los estudiosos del folklore de nuestro país, uno de ellos el alemán Marius Schneider, al que Lomax consideró un refugiado nazi y con el que tuvo un profundo desencuentro. Aquellos primeros contactos (uno de ellos, los representantes del Grupo Educación y Descanso de Laguna de Negrillos que habían acudido al acto) le permitieron organizar un periplo por nuestro país que duraría nueve meses y que produciría varios volúmenes de grabaciones dedicados a los diferentes pueblos de España: Galicia, Cataluña, Castilla o Andalucía aparecen reflejados en aquellos trabajos.

León ocupa volumen aparte junto a Extremadura con grabaciones realizadas a lo largo de las provincias de León, Zamora y Salamanca. A León llegó Lomax el 30 de octubre con su asistente Jannette Bell. Iban buscando a su primera referencia en la capital, el que sería cronista oficial Honorato García Luengo. En su casa y frente a un piano García Luengo interpretó algunas melodías maragatas que tanto gustaron al americano y que lo hicieron decidirse a partir hacia Astorga al día siguiente y encontrarse con un tal Pepín, guía que le había recomendado el cronista leonés. Preparados los equipos de grabación y pasadas las festividades de Todos los Santos, el día 3 de noviembre acuden por tierras maragatas «lugar de pobreza miserable pero de gentes de gran corazón». Graban en el Val de San Lorenzo ese día. Al día siguiente lo hacen en Castrillo de los Polvazares al mítico tamboritero Aquilino Pastor que «llamó a la gente joven para tocar las castañuelas y bailar» y el cinco lo hacen en Villalibre de Somoza.

Ahí termina el viaje por tierras maragatas. El día siguiente, el seis de noviembre, llegarán a Laciana para grabar en el pueblo de Lumajo «el pueblo más auténticamente vaqueiro» en palabras de Lomax. De allí, el norteamericano y su ayudante partieron hacia Asturias para continuar un viaje por España que terminaría a mediados de 1953 y que supuso uno de los trabajos más destacados de aquel folklorista americano que dejó un monumental testimonio de la música popular de todo el mundo.

Publicado originalmente en el Diario de León