Como ejemplo de la importante presencia institucional del Estado nos da idea el hecho de que en León, se diferenciaba entre el patrimonio particular del rey y el propio de la Corona
El feudalismo es una de esas palabras que tienen un profundo poder de evocación. A los escolares les trae a la mente la imagen de caballeros medievales dueños de territorios en los que los siervos, con instrumentos agrícolas rudimentarios, trabajaban para ellos de sol a sol. También, a menudo, en los telediarios se refieren así a sociedades donde el poder del Estado brilla por su ausencia; Afganistán, por ejemplo.
Esto se debe precisamente a la amplitud de ese término en cuyo contenido semántico no se terminan de poner de acuerdo ni siquiera los propios especialistas. Para muchos de ellos, el feudalismo se puede ajustar salvando las distancias a la definición que suele aparecer en los libros escolares. Un fenómeno que se dio entre los siglos X y XIII y que se basaba en un contrato privado (vasallaje) por el que un señor daba un territorio a otro (feudo) a cambio de sus servicios militares. El nuevo vasallo tenía derechos sobre el feudo de todo tipo, incluso podía transformar parte de él en otro feudo y convertirse en señor de un nuevo vasallo. Así, este sistema dio origen a una compleja maraña de contratos privados donde, como es fácil imaginar, el poder público del Estado, reservado al rey, quedó muy marginado. Por eso, en el mejor de los casos, los reyes terminaron por sentarse en la punta de esa pirámide social simplemente como señores de señores; señores que adquirirían todo el protagonismo frente al resto, una inmensa mayoría ensombrecida de campesinos.
Si nos atenemos a esta idea de feudalismo, ¿hubo feudalismo en León? El modelo descrito se dio específicamente en la extensión del antiguo Imperio carolingio y algunos territorios que recibieron su influencia como Inglaterra, por lo que en la Península Ibérica sólo penetró en Cataluña. En el caso leonés la monarquía mantuvo el poder a nivel político frente a los señores y el Estado mantuvo su fortaleza. Como ejemplo de la importante presencia institucional del Estado nos da idea el hecho de que en León, se diferenciaba entre el patrimonio particular del rey y el propio de la Corona.
Si hubo en León relaciones de dependencia, éstas fueron sobre todo a nivel económico. Por eso es importante distinguir aquí, frente al régimen feudal, lo que se conoce como régimen señorial. A partir del siglo XI, a medida que la frontera con los musulmanes se alejaba hacia el sur, se fue extendiendo la gran propiedad. Aquellos primeros momentos de la Reconquista, en los que se beneficiaba la libertad campesina en la repoblación, habían pasado y son ahora los nobles los que toman protagonismo. Por una influencia franca que cada vez se deja sentir más a través de la expansión de la Orden de Cluny o la afluencia de nobles franceses a la corte leonesa, comienzan a aparecer costumbres que recuerdan a las europeas, se forman grandes señoríos en los que los nobles adquieren cada vez más prerrogativas a cambio de su colaboración en la Reconquista. Estas prerrogativas pasaban por ejercer la justicia en ellos o incluso poder donarlos con libertad. Sin embargo, esa independencia se vio limitada por circunstancias que permiten distinguir los dominios señoriales de los feudales. En León, existió siempre una sujeción de los señores al rey. En última instancia, éste se reservaba siempre las últimas facultades jurisdiccionales, los llamados casos de corte, casos reservados en exclusiva para el monarca, la posibilidad de oír las apelaciones en última instancia a las sentencias del señor y, además, por mantener el privilegio de acuñar moneda.
Es por todo esto que se puede afirmar que el Reino de León sufrió una presión feudalizante donde la soberanía real se vio debilitada por influencia europea, pero a pesar de ello, el monarca mantuvo sus prerrogativas. Esto nos puede llevar a comprender cómo los reyes leoneses fueron pioneros a la hora de iniciar actividades legislativas que estaban encaminadas a afianzar su poder frente a la nobleza que aquí, a diferencia del resto de Europa occidental, nunca consiguió imponerse completamente.
Publicado originalmente en el Diario de León