«Pero no por eso creas que el frío convierte a esos montañeses en hurones; antes bien, durante él se reúnen todas las noches en la casa más espaciosa del lugar, las mujeres a hilar (de lo cual viene a estas tertulias el nombre del filandón) y los hombres que vienen más tarde a divertir con un poco de baile la última hora de la reunión. Excusado será el decirte que en estos filandones nunca faltan historias y cuentos maravillosos narrados por las viejas al amor de la lumbre, pero lo que no se te ocurrirá de seguro es que he oído a un alcalde muy respetable todas las proezas de…