Diario de León,  La Llariega

Los jueces de Castilla

En los orígenes del reino de Castilla se funde el mito con la historia. Para justificar su independencia del Reino de León se acude en algunos casos a referencias bíblicas, como es el caso de los jueces del Antiguo Testamento

En una de las novelas más vendidas de las últimas décadas (y consiguiente película posterior protagonizada por Tom Hanks), El Código Da Vinci, aparece una de esas teorías que hacen las delicias de los amigos de lo oculto. El profesor de iconografía de la universidad de Harvard, Robert Langdon, en su afán por descubrir al asesino de Jacques Saunière, Gran Maestre del Priorato de Sión, descubre que el Santo Grial que este custodiaba no era otra cosa que el vientre de María Magdalena, que habría llevado en su interior al hijo del mismísimo Jesús de Nazaret. Esta suposición, a pesar de ser muy atractiva para algunos, ha sido muy cuestionada, pero su origen se halla en una historia más real. Y digo lo de real porque nos transporta a la Francia de los merovingios, una dinastía que gobernó el reino de los francos entre los siglos V y VIII. Algunas leyendas, como esta que aparece modificada en la novela de Dan Brown, quisieron entroncar los orígenes de esa familia con María Magdalena. Este personaje bíblico habría llegado a las costas galas navegando en compañía de José de Arimatea cuando huían de Judea tras la muerte de Cristo. Y, si bien María Magdalena no aparecía aquí como la depositaria de la descendencia del hijo de Dios, por lo menos sí fue una de las personas que más directamente habían estado en contacto con él. Todo esto legitimaría la línea hereditaria de los merovingios para ocupar el poder.

Leyendas como esta eran relativamente frecuentes en la Edad Media para legitimar los derechos al trono de algunas dinastías. Esto sobre todo en un tiempo en que reclamar un trono por derecho de sangre no era lo normal. En un principio, la sucesión se hacía por elección entre los nobles, lo que producía una gran inestabilidad política cuando se desataban según qué ambiciones. Las dinastías vinieron a poner algo de orden en esas luchas por el poder, pero para justificarlas había que llevarlas más allá de lo terrenamente cuestionable. Tampoco era algo nuevo, ya los romanos lo venían haciendo desde época imperial cuando los emperadores eran adorados como dioses.

En Hispania hay casos similares. Algunos como la cuestionada presencia del apóstol Santiago en tierras de Galicia. Sin embargo, hay otros, como el de los orígenes mitológicos del reino de Castilla que reclaman sus orígenes bíblicos de una forma más tangencial, pero con los mismos objetivos. Hablamos de los Jueces de Castilla, unos personajes que guardan una curiosa similitud con los jueces del Antiguo Testamento.

Como es bien sabido, los Jueces de Castilla forman parte de esa recreación de la génesis del reino castellano que comienza a hacerse a partir del siglo XIII. Es en este momento cuando Castilla, ya separada del reino leonés, comienza una andadura estable y comienza a “inventarse” un pasado que la legitime frente a las pretensiones leonesas. Para ello los cronistas castellanos comenzaron a usar fuentes orales entre las que destacaban romances y cantares de gesta profundamente ahistóricos, pero que respondían a las nuevas pretensiones. Aparecen datos, batallas, personajes y situaciones que no figuran en crónicas y anales asturleoneses mucho más antiguos en un intento de crear una historia a medida del nuevo reino. Así, por ejemplo aparece el Poema de Fernán González o el caso de los mencionados Jueces de Castilla.

Así cuenta la leyenda que los castellanos desde muy temprano decidieron evitar las leyes del reino asturleonés basándose en las suyas propias. Por esa razón decidieron hacerlas efectivas gobernándose a través de jueces. No hay fundamento histórico de que esto ocurriera así, ni siquiera se les menciona en la “Crónica Latina de los reyes de Castilla”. De uno de ellos, Laín Calvo, se dice que fue antepasado del Cid y de otro, Nuño Rasura, que lo fue de Fernán González. Nadie en la actualidad defiende la existencia de tales personajes a los que parece que se pretenden enlazar con los jueces bíblicos, aquellos jueces que fueron capaces de reunir al pueblo de Israel en tiempos de desorganización y de amenazas externas para conducirlo a la libertad. Así, los jueces castellanos entroncarían con esas figuras religiosas, en un tiempo en que Castilla estaba dividida en numerosos condados y bajo la amenaza del Reino de León para dotarlos de una aureola mística y casi religiosa.

Publicado originalmente en el Diario de León